Por José Luis Hernández Magallón
Corren mis dedos ligeros
suaves, con la misma prisa
del viento, que en su risa vuela
sobre pasto fresco.
Van ¡como si tuvieran ojos!
Sabiendo por donde pasar
adonde detenerse deben
¡Y cuando deben continuar!
Tu piel, ¡guía maravillosa!
que en mi caricia goza
¡Frágil mariposa!
Te miro como frágil verdad
De lo que en verdad siento
Tu, débil hoja al viento…
Dulce brisa que en su risa
Lo llenas todo…
