El pavo real, el ave de los cien ojos

De todas las aves que recorren nuestra tierra, existe una de aspecto tan singular y hermoso que no se puede evitar admirarlo: el pavo real, un elegante ave cuyo ejemplar masculino cuenta con brillantes colores en su plumaje y un hermoso diseño que parece que tuviera cien ojos en su cola.

Su aspecto ha maravillado a los humanos a tal grado, que en la mitología griega se le dedicó una historia para explicarlo, conocido como el Mito de Argos.

Cuenta la leyenda que Hera, la diosa madre del Olimpo, estaba cansada de la constante infidelidad de su marido, que le robaba la tranquilidad y la hacía vivir en constante alerta. Por ello, cuando Zeus se enamoró de una de las doncellas sacerdotisas de Hera, la diosa se enfureció.

A pesar de que el dios había cubierto la tierra con un espeso manto de neblina para ocultarse de la percepción de su esposa, Hera los encontró juntos. Presa de los celos y la traición, decidió convertir a la imprudente doncella en una ternera blanca.

Para vigilarla, encomendó a uno de sus amigos gigantes, Argos, que la vigilara día y noche. Argos era el guardián por excelencia: contaba con 100 ojos, lo que le permitía descansar cincuenta durante el día y el resto durante la noche sin necesidad de dormir.

Sin embargo, el padre de los dioses griegos era caprichoso y astuto, por lo que decidió rescatar a la doncella convertida en ternera. Se alió con el dios mensajero, Hermes, para pedirle que en conjunto la liberaran. El mensajero, traicionero por naturaleza, ideó el plan perfecto: se disfrazó de un inocente paseante y con el sonido de su flauta logró dormir al gigante.

Una vez que Argos perdió el conocimiento, sin dudarlo un segundo lo decapitó, dándole muerte para lograr rescatar a la doncella. Al saber la muerte de su amigo, Hera sintió una ira y un dolor indescriptible, por lo que decidió honrarlo de la mejor manera que pudo.

Uno a uno, tomó los cien ojos de su fiel guardián y los colocó en las plumas de su ave favorita, el pavo real, para que pudiera seguir viendo y protegiendo el mundo a través del tiempo.

Hasta nuestros días, el espíritu del gigante observa tranquilamente desde los pavoreales, esperando el momento en que Hera necesite su ayuda una vez más.

¿Conocías esta increíble historia?

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