Transformar nuestra realidad

La vida nos moldea. Segundo a segundo, lo que pensamos, hacemos y decimos va creando quiénes somos y quiénes seremos. Cada minuto cuenta; lo que hacemos y lo que dejamos de hacer son decisiones aunque no nos hagamos consciente de ello.

En ocasiones olvidamos esta realidad y pasamos el tiempo esperando la llegada de momentos decisivos que nos permitan definir nuestra identidad y convertirnos en la persona que nos gustaría ser.

Esperando esos momentos, nos perdemos en la rutina, llegando en ocasiones al extremo de desear ser una persona distinta a la que somos, pensando que si fuéramos alguien más se acabarían nuestros problemas. No obstante, no consideramos que la única manera de dejar atrás los problemas es si estos se solucionan, ya sea porque se terminan o porque los enfrentamos.

El momento decisivo raramente llega. No somos los protagonistas de una película donde cada escena está perfectamente calculada para llegar al desenlace deseado, ¡tenemos que crear para poder llegar a donde queremos!

El verdadero momento decisivo es aquel instante en que tomamos la decisión consciente de transformarnos, sanar y crecer. Para ello, debemos detenernos a pensar: ¿cuál es la mejor versión de mí que me gustaría ser? Para, a partir de la respuesta, comenzar a definir qué debemos hacer o cambiar cuanto antes.

Dejemos de postergar las acciones que nos ayudarán a mejorar. El mejor momento para comenzar no es el próximo lunes, el próximo mes o en Año Nuevo. Es hoy mismo, con cambios graduales pero sostenibles que nos permitan crear hábitos para transformarnos a nosotros mismos y, como resultado, transformar nuestra realidad.

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