La labradorita es una fantástica piedra de resplandor dorado o azulado que refleja la luz con gran belleza. De acuerdo con la gemoterapia, es una piedra perfecta para estimular la intuición y fortalecer la confianza tanto en ti mismo como en el universo. Además de la tranquilidad que se dice transmite, ayuda al desarrollo de la imaginación y de la introspección, siendo una herramienta predilecta para la meditación.
Su nombre proviene de la zona donde se encontró por primera vez: las costas de Labrador, al norte de Canadá. Es precisamente de una tribu Inuit que habita en esa zona que surgió una bella leyenda sobre su origen. ¡Te la cuento!
Hace miles de años, en el norte del continente Americano, había un lugar donde el cielo y el mar se unían de tal manera que los espíritus de luz pasaban entre los mundos constantemente, formando a su paso las luces de la Aurora Boreal.
Un día, una tormenta atrapó a los espíritus, que quedaron presos en las rocas frente a la costa de Labrador. A partir de ese día, la Aurora Boreal no brilló, desatando temor entre las tribus del lugar.
Un valiente guerrero decidió caminar hacia la costa para encontrar el origen del problema: ¡su tribu quería volver a ver las luces bailar a su alrededor cuando reinara la oscuridad! Caminó días y noches hasta que un precioso resplandor de unas rocas le develó el paradero de los espíritus, que se encontraban atrapados en ellas.
Sin dudarlo, el joven levantó su lanza y la golpeó contra el piso, rompiendo las rocas de manera que liberó a los espíritus. Ellos volaron hacia el cielo, iluminando una vez más el cielo con la impresionante Aurora Boreal.
Sin embargo, algunos de los espíritus decidieron permanecer en las piedras, listos para acompañar en su camino a aquellos afortunados que obtuvieran un pedazo de Labradorita.
Ale Maytorena 