México es un país con una enorme riqueza en su biodiversidad; con miles de especies de plantas y animales que se han desarrollado durante milenios en su territorio. Nuestros antepasados se dedicaron durante siglos a explorar y aprovechar el potencial de la naturaleza, especialmente para curar el cuerpo y el espíritu.
Una de estas magníficas especies presentes en nuestra historia es el Toloache, una planta con bellas y peligrosas flores que dieron origen a historias de misticismo a su alrededor, plasmando una historia de esperanza y protección.
En el México de antaño, mucho antes de la llegada de los españoles al continente americano, existía un poderoso rey con siete apuestos y hábiles hijos.
Una noche, el descanso del rey fue interrumpido por el llanto de una niña. Sorprendido, él salió de su tienda para encontrarse con una hermosísima pequeña de ojos y cabellos oscuros. Al no encontrar a la familia de la pequeña, el rey decidió adoptarla y criarla como si fuera su propia hija.
La niña creció en gracia y belleza, transformándose en una joven fascinante con tantas virtudes que los siete príncipes se enamoraron apasionadamente de ella. Aunque la joven no amaba a ninguno porque los quería como hermanos, comenzaron los disturbios entre ellos, ya que se disputaban su corazón como si tuvieran derecho a disponer de ella.
Al ver que el conflicto entre sus hijos no cedía, el corazón del rey se llenó de angustia y oscuridad por el bienestar de sus hijos. Un día, hartos de pelear y de los celos, los hermanos acordaron un feroz torneo a muerte entre ellos: el sobreviviente ganaría la mano de la bella joven.
El corazón del rey se rompió en mil pedazos al enterarse de lo acordado entre los príncipes, llegando a la conclusión de que la única forma de recuperar la paz en el castillo era eliminando al motivo de la discordia: la bella joven. Desolado, tomó la única decisión que, a su parecer, podría resolver el conflicto y salvar la vida de sus hijos: mandó a sus servidores de confianza que se llevaran a la chica al monte y, una vez ahí, le quitaran la vida.
Ellos llevaron a la incauta joven al monte, siguiendo las órdenes del rey, y la hirieron mortalmente. La joven se desvaneció, pero no murió. Despertó en la noche en medio de la selva, atemorizada y rogando a los dioses que la ayudaran.
La selva guardaba silencio, sin escuchar su llanto. Sin embargo, una de las flores se abrió con la luz de la Luna llena y, conmovida, le ofreció refugio en su seno. La joven se encogió y entró a la flor, el Toloache, donde encontró alivio y esperanza. La flor, gracias a su noble acción, adquirió la insuperable belleza de la joven, además, para protegerla, se volvió la hierba del sueño y la muerte, que calma los dolores y dilata las pupilas.
De esta forma, nuestros ancestros explicaban que la flor solo se abre en las noches de luna llena, el resto del tiempo permanece cerrada, ocultando a la princesa de todo aquel que quiera dañarla… al grado que ni siquiera los insectos se acercan debido a su aroma mortal.
¿Conocías esta magnífica historia?
