Nuestro teléfono se ha vuelto una fuente inagotable de información, comunicación y herramientas, lo que lo ha hecho indispensable para muchos de nosotros. Aprender a utilizar y explotar de manera positiva todas sus funciones nos otorga una gran ventaja en nuestra vida cotidiana.
La inmediatez de la información y la comunicación a través de estos dispositivos nos llevan a revisarlo periódicamente, a veces olvidando las normas básicas de respeto cuando estamos frente a otras personas. No es poco común encontrar grupos de personas aparentemente conviviendo… pero, en lugar de estar poniendo atención a los demás, están pendientes del teléfono.
Este fenómeno ha llegado al grado que muchos tomamos nuestro teléfono al sentirnos aburridos o incómodos, buscando entretenernos y distraernos… inconscientes de todo lo que nos perdemos: momentos, compañía, conversaciones, aprendizajes, paisajes e, incluso, nuestra tranquilidad: he visto a personas perder la tranquilidad a raíz de ver una publicación en redes sociales, una noticia o una fotografía inesperada.
Parte de vivir en el momento implica utilizar el celular como la impresionante herramienta que es y no como un escudo o entretenimiento. Funciona de maravilla delimitar un horario para poder revisar nuestras redes y chatear con nuestras personas favoritas, reduciendo la interacción con el aparato mientras estamos con otras personas.
Es muy triste ver familias unidas para compartir alimentos y un rato agradable … y ver que están todos con el teléfono en la mano, al pendiente de lo que pasa en el mundo, pero ciegos a lo que tienen enfrente.
Desconéctate un poco; vive los momentos y, sobre todo, disfruta de la compañía de tus seres queridos. No esperes a extrañarlos para desear haber aprovechado mejor tu tiempo con ellos. ¡Haz la prueba! Vale la pena.
